martes, 23 de junio de 2020

La Mezquita de Alhama según IBN BATTUTA." Voyages d'Ibn Batoutah " :Texto en árabe, acompañado de una traducción / por C. Defrémery y el Dr. B.-R. Sanguinetti

Después de vivir en Tánger durante unos años (1349), Ibn Battuta comenzó a viajar a Al-Andalus (España musulmana). En ese momento, Alfonso XI de Castilla amenazó con conquistar Gibraltar e Ibn Battuta se unió a un grupo de musulmanes que salían de Tánger con la intención de defender la roca. Cuando llegó, Alfonso fue asesinado por una plaga de peste negra y la amenaza desapareció, por lo que Ibn Battuta decidió continuar el viaje con placer. Desde Gibraltar viajó a Ronda, Marbella y Málaga, desde donde ascendió a Vélez, Alhama y Granada, desandando la misma ruta, regresando a Gibraltar y cruzando a Ceuta.

De Malaga je me rendis à Bellech, ou Velez, qui est à la distance de vingt-quatre milles. C’est une belle ville, ayant une jolie mosquée ; elle abonde en raisins, fruits et figues, à la manière de Malaga. Nous partîmes de Velez pour Alhammah, ou les Thermes, ou Alhama, petite ville, avec une mosquée très-heureusement située et fort bien bâtie. Elle possède une source d’eau chaude au bord de son fleuve, et à la distance d’environ un mille de la ville. On y voit une maison pour les bains des hommes et une autre 43 pour ceux des femmes. Ensuite, je partis pour Grenade, la capitale de l’Andalousie et la nouvelle mariée d’entre ses villes. Ses environs n’ont pas leurs semblables dans tout l’univers ; ils constituent un espace de quarante milles, coupé par le célèbre Chennîl, ou Xénil, et autres fleuves nombreux. Les jardins, les vergers, les prairies, ou les potagers, les châteaux et les vignobles entourent Grenade de tous côtés. Un de ses plus jolis endroits est celui qui est appelé la Fontaine des larmes : c’est une montagne où se voient des potagers et des jardins ; aucune autre ville n’en peut vanter la pareille. 


 

domingo, 21 de junio de 2020

Libro de grandezas y cosas memorables de España de Pedro de Medina. Sevilla 1548.

El dibujo podría atribuirse como una representación de Alhama pero seria inexacto ya que ese mismo dibujo acompaña la descripción de 25 ciudades distintas, como: Antequera, Ávila, Baeza, Burgos, Calahorra, Córdoba, Cuenca, Daroca, Domingo de la Calzada, Ecija, Girona, Jaca, Jaén, Leon, Medina Sidonia, Orzonaga, Oviedo, Palencia, Pamplona, Puerto de Santa Maria, Salamanca, Segovia, Valencia, Zaragoza, Ronda y alguna mas.


LIBRO DE GRANDEZAS Y COSAS MEMORABLES DE ESPAÑA· BIBLIOTECA DE LA REAL MAESTRANZA DE CABALLERÍA DE RONDA · MARZO 2017 ·
· FONDO ANTIGUO ·
Pedro de Medina (1493-1567) fue un celebre cosmógrafo e historiador español. Humanista y experto latinista, conoció los grandes textos clásicos, además de dominar las matemáticas, la astronomía y la cosmografía. Fue autor del primer tratado náutico, Arte de navegar (1545), en el cual se recoge todo el saber de la época, consiguiendo el reconocimiento de la Casa de Contratación, y convirtiéndose en consulta obligada para todos los pilotos españoles y extranjeros.
Otro de sus trabajos principales fue el Libro de grandezas y cosas memorables de España (1548), dedicado al príncipe Felipe (futuro Felipe II), una obra que ofrecía descripciones corográficas de varias ciudades españolas y portuguesas compuesta por 174 capítulos. Su publicación despertó gran interés desde sus inicios, así como algunas controversias, siendo muchas las reediciones posteriores ampliadas y corregidas.
La obra recoge los textos de los geógrafos clásicos, así como otras crónicas y leyendas existentes. Cada capítulo viene encabezado por un sencillo grabado que representa a la ciudad tratada, si bien estas vistas no son en absoluto reflejo de la realidad, sino el resultado de combinar las mismas planchas según las características de cada localidad. En el caso de Ronda, se representa un recinto fortificado a cuyos pies discurre un río.
Ciudad de Ronda


La Biblioteca de la Real Maestranza de Caballería de Ronda dispone de un ejemplar del Libro de grandezas y cosas memorables de España, siendo el segundo libro más antiguo de los que conserva entre sus fondos.
Fuente: https://rmrcultura.wordpress.com/2017/03/13/biblioteca-rmr-libro-de-grandezas-y-cosas-memorables-de-espana-marzo-2017/

jueves, 4 de junio de 2020

Castile and Andalucia by Lady Louisa Tenison


Posada de Zafarraya en 1853


Versión mejorada y coloreada con IA by JESUS FERNANDEZ VILLEGAS










































La obra de Louisa Tenison se instala en la frontera entre dos generaciones de literatura viajera, compartiendo rasgos que son propios de las memorias personales, pero asumiendo también los nuevos planteamientos que está imponiendo el mercado editorial de las guías de viaje. Como no podría ser de otro modo, es heredera de una tradición gráfica y literaria de origen británico que había dado sus mejores frutos en los porfolios litográficos de David Roberts, J.F. Lewis o Georges Vivian, pero también en los textos monumentales de Richard Ford. Y quizá su principal valor y novedad estriba en el intento de integrar de modo más explícito la palabra y la imagen, que hasta entonces parecían seguir sendas paralelas y escasamente conectadas, utilizado unos y otros sus específicos medios de difusión. La obra de Tenison se caracteriza precisamente por suministrar al público un libro lujosamente ilustrado, a la vez que un amplio documento sobre lo mejor que podía verse en Castilla y Andalucía, las experiencias que podían compartirse y las indicaciones prácticas necesarias para facilitar el desplazamiento y alojamiento de un viajero culto. Este planteamiento y las propias características de la edición hacen de ella una obra marcada por el sello de autor, más apta para consulta de gabinete que como publicación destinada a su comercialización masiva. Esta puede ser la razón de que no llegara a reeditarse y que no fuese traducida a otros idiomas. En los últimos años ha sido, sin embargo, parcialmente traducida al español en diversas antologías de literaturas de viajes.

CAPÍTULO II

CLIMA DE MÁLAGA – SOCIEDAD – ENTRETENIMIENTOS – CARTAS DE PRESENTACIÓN – VISITAS MATUTINAS – INDISPENSABLE CONOCIMIENTO DE LA LENGUA – EXCURSIÓN – ALHAURÍN – COÍN – CHURRIANA – TORREMOLINOS – SALIDA DE MÁLAGA - VIAJE A GRANADA A CABALLO – VÉLEZ MÁLAGA – NEBLINA EN LAS MONTAÑAS – NOCHE EN ZAFARRAYA – CRUCES DE ASESINATOS EN LOS CAMINOS – ALHAMA – SU ASEDIO – PULGAR – CAMINO MONÓTONO – PRIMERAS VISTAS DE GRANADA – LA VEGA – POBLADORES ÁRABES – LLEGADA A GRANADA – A LA BÚSQUEDA DE UNA CASA – DIFICULTADES – CARMEN DE SAN ANTÓN – SU MAGNÍFICO EMPLAZAMIENTO – TORRES BERMEJAS – UN GUÍA HONESTO - UN VECINDARIO SELECTO.

Desde Vélez la carretera serpentea hacia arriba a lo largo del río y entra por los valles y pasos montañosos. Pasa rodeando numerosos naranjales, que en esta estación estaban justo floreciendo, y ofrecían por todos lados un delicioso perfume. Pasamos varios lugares con vistas pintorescas antes de entrar en el pueblucho llamado Viñuela, a partir del cual el aspecto del paisaje iba cambiando gradualmente. Los valles profusamente cultivados daban paso a un paisaje completamente árido; hacia la parte derecha se levantaban las cumbres peladas de la Sierra Tejeda, con varios pueblos colgados por las alturas, y sus laderas surcadas por numerosos barrancos, hechos canales, por así decirlo, debido al efecto devastador de los torrentes en el suelo arenoso. Delante de nosotros se levantaba un enorme muro de roca, con una ancha grieta por la cual teníamos que atravesar para llegar a las zonas más altas en la cara norte de la montaña. Este paso se llama La Puerta de Zaffaraya6, que se deriva de una palabra árabe, que significa «el campo de los pastores.» Aquí hay una Venta, o posada de pueblo, al lado del camino, que presentaba, cuando pasamos cabalgando por allí, un aspecto más alegre de lo que hubiésemos podido esperar encontrar en un lugar tan agreste y desolado. Un gran número de labriegos y una familia de gitanos acababan de llegar por la carretera que bajaba de la montaña y cuando se agruparon alrededor de la entrada de la casa tan vieja como para venirse abajo, sus alegres y variopintas ropas, los arreos de las mulas y caballos, los gestos de los dueños, todo nos ofrecía una escena de lo más animada y pintoresca. La carretera ahora comenzó a ascender gradualmente, pero no habíamos avanzado mucho cuando una densa niebla bajó rodando desde las montañas y nos envolvió por completo. La noche estaba además echándose encima, así pues creímos que lo más prudente era volver a Zaffaraya, y pasar la noche allí. Cuando volvimos, no había ninguna señal de vida o animación por allí; todos los labriegos se habían marchado y todo alrededor estaba oscuro y solitario. La propia casa estaba formada por una habitación larga con suelo de barro; un tabique nos separaba de los caballos; mientras que nuestros guías y nosotros mismos compartíamos el resto con los dueños de la casa. Este fue el tipo de alojamiento que disfrutamos al pasar nuestra primera noche en una venta corriente; e incluso, cuando nos acercamos alrededor del fuego y compartimos las provisiones que los guías habían sacado, y charlamos con nuestros compañeros, lo novedoso de la escena podría haber compensado su miseria si no hubiera sido porque una sensación de inseguridad se nos fue viniendo a la mente. No había nada que pudiera ser menos prometedor o más lúgubre que el aspecto del lugar; y la sospecha de que esto era sólo un poco mejor que una guarida de contrabandistas y ladrones, estuvo más que asegurado por la anciana que me estuvo informando que ella tenía dos hijos, y que ambos se encontraban en Ceuta, la fortaleza a la que eran enviados muchos de los convictos españoles de la peor calaña. Envueltos en nuestras mantas, dormimos toda la noche lo mejor que pudimos; y ninguno de nosotros lamentó cuando el amanecer nos recordó que podíamos prepararnos para nuestra partida. Aún estaba lloviznando, pero la mañana se aclaró cuando había pasado una hora desde que estábamos en el camino. Cruzamos una meseta completamente llana donde se cultivaba el maíz a la sombra de las encinas que estaban salpicadas por todos lados y que le daban un aspecto casi de parque. Al atravesar por una vereda de montaña, las lejanas cumbres de Sierra Nevada de repente irrumpieron ante nuestros ojos como un muro de nieve. Las zonas del norte de la Sierra Tejeda aún estaban cubiertas con su glacial manto. No podía haber nada que pudiera ser más aburrido que el trayecto de dos horas que transcurrieron antes de llegar a Alhama. No había nada que nos aliviara de la monotonía del paisaje a excepción de las agradables reflexiones que nos sugería el ver las pequeñas cruces, con sus montones de piedras al lado que hablaban de los viajeros solitarios que habían caído víctimas de los ladrones en estas intrincadas montañas. «Aquí mataron» a tal y cual es siempre el comienzo de la inscripción, siguiéndoles el nombre y la fecha, con la súplica para los que pasan de que recen una oración por su alma. Dan una impresión lúgubre en estas veredas solitarias y desiertas, donde, lejos de toda ayuda humana, la infeliz víctima cae bajo el cuchillo de su asesino. Pero estos tristes recuerdos no tienen por qué alarmar demasiado al viajero: hoy día uno tendría que ser especialmente desafortunado para caer en las manos de bandidos; e incluso si por mala suerte le ocurriera un destino semejante, sus captores encontrarían que es más ventajoso llevarselo a las montañas, hasta que obtuvieran un fuerte rescate, que quitarlo de en medio y darle a sus amigos el trabajo de levantar una cruz sobre sus restos. Me sentí muy defraudada con la primera visión de Alhama. Las casas parece que tienen el mismo color que el terreno sobre el que se levantan y al bajar desde la zona alta es imposible hacerse una idea de su singular situación. Está enclavada en el filo de una de las montañas, dando lugar a un rasgo muy característico del paisaje de Andalucía; y debió ser en tiempos remotos una fortaleza casi inexpugnable. Desde el valle que hay por debajo, es desde donde mejor se ve. Las rocas que forman los lados de la garganta se levantan casi de forma perpendicular desde el lecho del río que corre a sus pies; mientras que por encima de sus afilados riscos, aparece una irregular línea de casas construidas sobre el mismo borde del precipicio. En la ladera de la montaña estaba defendida por una larga muralla y torres. Sus tortuosas y estrechas calles aún mantienen un aspecto muy oriental. A cierta distancia hacia arriba siguiendo la corriente del río se encuentran los baños calientes sulfurosos, de los que se deriva su nombre árabe. Alhama le es familiar al lector inglés debido a la descripción de su famoso asalto por los cristianos y a la traducción de Byron de la conocida balada, que habla del revuelo provocado en Granada cuando las noticias de su inesperado asalto llegaron a la capital musulmana. Este acontecimiento fue el más importante ya que este lugar fue el primero que se tomó durante la contienda que terminó con el exterminio de los moros en la península. El Marqués de Cádiz, reuniendo a algunos de sus seguidores, atacó Alhama en la oscuridad de la noche y lograron tomarla después de una resistencia desesperada. La pérdida de este importante puerto de montaña, considerado durante mucho tiempo una de las llaves del reino de Granada, hizo que se extendiera la consternación entre los moros. Muley Hacen entró en acción y corrió a arrebatarselo a los conquistadores. Los pocos que se encontraban dentro de la fortaleza se vieron acosados y tuvieron lugar muchas acciones heroicas en el intento de liberarlos. Esto lo realizó por fin el Duque de Medina Sidonia, el cual, olvidando la enemistad que había existido desde hacía largo tiempo entre su casa y la de los Ponce de León, salió a la cabeza de la flor y nata de los caballeros andaluces y, lanzándose contra Alhama, obligó a Muley Hacen a levantar el asedio. Él volvió sin embargo poco tiempo después; pero al haber perdido a varios de sus guerreros más valientes en un asalto a media noche, otra vez fue obligado a emprender la retirada. Aunque se encontraba situada en el corazón del territorio enemigo, Alhama era considerada peligrosa y difícil de retener, y se discutió sobre si era apropiado desmantelar sus fortificaciones y evacuarla. Pero cuando se sugirió la idea a Isabel, ella completamente indignada la rechazó y decidió mantener una fortaleza cuya conquista había costado mucha sangre. Esta resolución llevó a la aparición de un nuevo héroe en la escena. A Alhama, como ya se ha dicho, no se le permitió disfrutar del reposo y una tercera vez las tropas moras estuvieron acampadas ante ella. En esta ocasión, sin embargo, el ha berse mantenido a salvo se lo debió, no a las grandes casas de Medina Sidonia o Ponce de León, sino a los valientes esfuerzos de un humilde caballero, Fernando del Pulgar7, el Bayardo8 de los caballeros españoles, que aquí comenzó esa carrera atrevida y romántica que le hizo merecedor del título de «El de las Hazañas». Las valientes acciones que se cuenta que llevó a cabo este caballero valiente9 durante toda la contienda, desde su ayuda en Alhama y toma de Salar, a su gran logro de entrar en Granada cuando aún se encontraba en manos de los moros y hacer con su daga una inscripción en la puerta de la mezquita, dedicándola desde entonces a honrar a la Virgen, rebasan casi los límites de la credibilidad, y generalmente se ha dicho que se debían a las exageraciones de los romances. Pero un pequeño trabajo muy interesante, La Vida de Pulgar, ha sido publicado recientemente por Martínez de la Rosa10, en el que este distinguido escritor muestra, a partir de fuentes auténticas, que no se trata de exageraciones y que Pulgar no solamente fue el héroe de cada una de las aventuras temerarias que tuvieron lugar durante la guerra, sino que también fue un reconocido erudito tan profundo y sagaz consejero como temerario en el campo de batalla, y que fue con frecuencia seleccionado por el astuto Fernando para dirigir asuntos que requerían la mayor prudencia y juicio. Tendremos la ocasión de referirnos a él otra vez al describir la Catedral de Granada en la que es el único sujeto que ha tenido el honor de ser enterrado dentro de su recinto. No hay nada que pueda ser más cansado que la carretera desde Alhama a laVega de Granada. Ya que la mayor parte del camino lo único que se ve son las arcillosas y áridas laderas de las montañas salvo en algunas zonas donde crecen manojos de romero y otras plantas aromáticas y unos pocos campos de maíz muestran débiles intentos en lo que se refiere a cultivos. Disminuyó un poco la monotonía al llegar al pueblo de Cacín, situado en un profundo valle donde había unos cuantos árboles agrupados a lo largo de las riberas de un riachuelo. Al pasarlo volvimos a ascender otra vez y continuamos por una carretera igual de aburrida, hasta que llegamos a una media docena de casas miserables llamadas las Ventas de Huélma.

Fuente:Biblioteca Virtual de Andalucia.es